Desde que fue colocada en este lugar, la celosía de madera la había mantenido oculta de las miradas. Ella en cambio vigilaba desde su atalaya todo lo que ocurría en los alrededores. No recordaba los años que llevaba allí atenta a la vida de los transeúntes que por su calle pasaban a diario. Cientos de niños alborotadores camino del colegio. Hombres y mujeres que se dirigen a cumplir con sus trabajos. Parejas de enamorados que pasean ajenos al resto del mundo. Adolescentes felices, ignorantes de lo efímero que pasa el tiempo. Ancianos con andares parsimoniosos, inestables, caminadores inseguros. En estos días ha visto llegar las primeras parejas de golondrinas que revolotean alegrando con sus trinos el aire que evapora aromas primaverales. Cuando las madres capuchinas se vieron obligadas a abandonar el convento la campana supo que ella se quedaba sola, se mantendría en su rincón desolada y triste. Su voz silenciada. Ya no volvería a hacer sus tres toques de llamada a misa, su alegre canto del mediodía o las vísperas, sus repiques de domingos o los tristes clamores cuando su lamento se debía a un fallecimiento. Aún rememoraba la época en que su toque de arrebato alertaba al vecindario por algún peligro o su tañido rutinario si era necesario reunirlos a las puertas del convento. Fueron malos tiempos, tiempos de miseria, de hambre y enfermedades. Poco a poco su voz se fue quedando reducida a unos toques diarios y con el cierre del convento ha quedado muda. Sigue observando cuanto ocurre en el barrio, se deja acariciar por los rayos de sol de la mañana que atraviesan los huecos de la celosía y espera ilusionada que una mano amiga le devuelva su alegría. Ese día tocara a fiesta. Dejará volar su sonido por toda la ciudad y se volverá a sentir plena de vida. Mientras, sigue tras la celosía, solitaria, callada y triste. En su ventana discretamente asomada.
18 comentarios:
Un relato muy bonito, que retrata unos hechos realmente producidos en este pueblo.
Casi que me entran ganas de ir y hacerla sonar, que pena dan las campanas mudas y quietas. Un abrazo
No imaginé, al comienzo, que se trataba de un objeto inanimado, más precisamente, una campana. Me sorprendiste con ese giro emotivo e inesperado. Un abrazo
Hay que ver el significado que tiene un sonido , que cuando nos lo quitan se le echa en falta , la campana a través de esa bonita celosía .. muy lindo relato lleno de nostalgia .
Un abrazo feliz semana.
¡Hola! Curioso personaje, que hasta me ha dejado triste por la soledad que transmite esperando que vuelva a abrirse la ventana. Precioso.
¡Un abrazo!
En España, leí el otro dia, se producen al año bastantes cierres de conventos, nos estamos quedando sin monjas, los tiempos están cambiando mucho.
Y respirar por tu ventana estos aires de campana aun en su silencio, me encantó.
Besos.
Mientras alguien sepa que el bronce no ha perdido el sonido y las golondrinas se asomen a la celosía, esa campana seguirá viva y el día menos pensado, despertará con su repique a ese pueblo que la añora.
Precioso relato.
Besos.
Un relato lleno de añoranza y de belleza.
Que belleza! Pero me he sentido un poco triste por la campana. Cuantas estan como ella ahora en silencio y observando. Muy buen relato, besos.
Que hermoso relato, muy sublime, Leonor. El giro de su final es sorprendente y emotivo.
Beso
Pausado y tranquilo este contar Leonor,a mi me da ganas de quitar esa celosía para q todos puedan ver la campana.
Besos
Que poética entrada Leonor. Explicar la historia de esta campana que ha quedado sola. Describir la vida del pueblo a través de su mirada, su sentir por no ser útil... Todo ello lo dices con tal clase literária, que me cabe mas que felicitarte muy cordialmente. Besos!!!
qué relato tan original. cuántas vidas como la de esa campana.
me voy muy conmovida!
Me emocionan los repiques interminables de campanas que viajan con los vientos. Me ha encantado como has puesto en palabras los sentimientos del bronce. Noble oficio intermediadora!!
Abrazo juevero Leonor!!
Otra mirada, otro lugar... un planteamiento diferente y acertado.
Besos!!
Cuántas ilusiones pueden quedar ocultas tras de una ventana indiscreta, sin poder hacerse realidad.
La campana sigue en su sitio y quizá vuelva a hacerse notar.
Todo un mundo tras la celosía. La vida al otro lado. Ya es hora del reconocimiento público y social. Gracias por compartir mi convocatoria. Besos
Que buen relato....impecable....además, la imagen que has colgado me parece muy bella y hasta se puede sentir la tristeza de esa campana abandonada....Ha sido un placer leerte...besososos
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