Esta semana nos encontramos en el blog de nuestra amiga Charo Cortés, ¿Quieres que te cuente? La propuesta es contar una historia en la que intervenga una escalera.
De repente la luz del día había adquirido una tonalidad inusual, un tono amarillo había inundado el aire y de las paredes blancas reverberaban matices ocres que daban a la mañana una luz tenebrosa. Se sintió alarmada y salió al patio para comprobar aquel fenómeno que nunca antes había percibido. Asombrada comenzó a subir la escalera, despacio, parando en cada escalón y mirando al cielo que se ocultaba bajo una capa de nubes densas. A pesar de la inquietud que la turbaba siguió subiendo hasta llegar a la azotea. Fue entonces cuando oyó ruido de motores y dirigió su mirada al oeste desde donde le llegaba aquel sonido que se acercaba hasta hacerse atronador. En aquel instante vio los aviones de guerra que se desplazaban en formación como una bandada de gansos, con sus vientres cargados de muerte. Supo que era el final, su hora había llegado y nada la salvaría de caer destrozada bajo el fuego de aquellos pájaros de acero que la sobrevolaban. Se dirigió hacia las escaleras. Tenía que bajar con rapidez y buscar refugio, se metería en el hueco y con suerte lograría salvarse. En su intento resbaló y cayó rodando hasta golpearse con la barandilla de hierro en un recodo de la escalera y fue en ese momento cuando despertó gritando y empapada en un sudor frío. Al abrir los ojos vio que la ventana reflejaba sobre las sábanas una angustiosa luz amarilla. Cerró los ojos y se cubrió con las mantas hasta la cabeza. Volvió a dormirse y de nuevo comenzó a subir los escalones y oyó el sonido de los motores.
17 comentarios:
Qué arte. Se sube la escalera a la par que se lee el relato.
Imagino luego de leer tu relato la pesadilla que debe ser vivir una guerra. Lo has descripto de forma excepcional, breve (para todo lo que significa) pero precisa. No hace falta más para sentir lo que tu protagonista y volver a desvivir algo que los derechos del hombre deben prohibir, pero que seguramente nunca estaremos lamentablemente libres de protegonizar.
Un gran abrazo, Leonor.
EXisten sueños premonitorios, que nos hacen sufrir mucho.
Pero afortunadamente solo son sueños.
Que duermas bién y sueñes con los anagelitos. Un besote
La terrible pesadilla de aquellos que sufrieron el horror de una muerte presentida.
¿Realidad? ¿Fantasía?.
Lo mejor, saber que en la azotea, solo pueden verse lienzos blancos que saludan al aire con olor a limpia colada.
Un beso.
Esas pesadillas son terribles.
Describes las carreras hacia los refugios, y quien lo vivió lo recuerda, las pesadillas nunca cejan en su intento de no dejar olvidar. Un abrazo
Una vivencia así no se olvida nunca, tu lo has contado tan bien que duele. He leido tus otras entradas, son poemas llenos de sentimiento, profundos y repletos de amor, me han encantado.
Besos.
Una pesadilla que anuncia lo que vendrá. Muy buen texto, Leonor. Me erizó la piel ese final inesperado. Un beso enorme.
Un sueño verdaderamente inquietante, que al final no se sabe si es verdad o mentira. Muy bien conseguida esa dualidad.
Un abrazo
Creo que nunca se olvidará de ese tono amarillo. Buen relato. Besos
Una realidad que resulta ser la pesadilla que se padece sin salida. Buen relato. Un abrazo
Afortunadamente no he vivido ninguna guerra, pero creo que tu descripción es bastante exacta de la sensación que debe producir un bombardeo, pues he tenido la sensación angustiosa de bajar esa escalera de tres en tres escalones.
Un fuerte abrazo.
Es una pesadilla de algo cruel
Un abrazo, Leonor
Lo más terrible de todo es el final, pues parece que es un sueño que vuelve a repetirse una y otra vez, tal vez por haber sido vivido anteriormente en realidad...Me ha parecido muy original recurrir al tema de la guerra y a la búsqueda de refugio.
Muchas gracias por participar!
Un beso
Una historia sin fin...como esas espirales que comienzan y comienzan una y otra vez...debe ser aterrador despertar y ver que un sueño esta a punto de hacerse realidad....creo que yo también me volvería a dormir....Si fuera una especie de juez y tuviera que darte un numero del 1 al 100 por tu relato, te doy un 101....besoss
Que sensación de agobio da tu relato...nos has situado a todos en aquella azotea...y deseando no oír el ruido...la imagen de vientres llenos de muerte es magnífica e impactante
Un buen relato sobre lo terrible de las guerras.
Un abrazo.
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