He querido viajar
hasta donde te supongo,
hasta la recóndita
tierra donde te malgastas.
Allí donde pueda
mirarte para entender
tu distancia.
He querido viajar
hasta donde te pienso,
quizá así, sin
palabras,
logre encontrar el
motivo que nos impide avanzar
sin muros.
He querido dejarme
a mí misma y entrar en ti,
hacerme un hueco
donde habité otro tiempo,
llegar hasta tu
aura que se resiste, frontera cerrada
y defensiva.
He querido indagar
en tus pensamientos,
pasear por tu alma,
y por tu cuerpo que se me niega,
más no veo camino
en la espesa bruma que te acorrala
y me confunde.
He querido ser
parte de ti sin dejar de ser,
sin renunciar, sin
matarme a propósito,
tratando de
entender qué fue de aquella mirada
primera
devorada por el
tiempo.
He querido
encontrar rendijas por donde hallarte,
seguir el camino de
tus labios yermos,
de tu mano que un día fue caricia oportuna
y consuelo.
He querido viajar
saltando el abismo de la renuncia,
el frío abismo de
la tristeza y la decepción,
el poderoso abismo
del desprecio.
He querido viajar
antes del olvido.