miércoles, 18 de enero de 2017

ESTE JUEVES: DE TUTORES Y TURORÍAS



Esta semana nos vemos en el blob de San que nos propone escribir sobre tutores. Bienvenida de nuevo al grupo como anfitriona. 


Él llegó al mismo tiempo que el resto. Cada uno ocupó el lugar que sería su sitio para siempre. Ahí no había posibilidad de cambiar, donde te toca te toca. Empezaron a pasar los meses y por días se les veía crecer y fortalecerse, las horas al sol y la buena alimentación estaban favoreciendo que su crecimiento fuera rápido y estaban orgullosos de su aspecto. Todos menos uno que apenas había cambiado desde que llegara, por más que lo intentaba no era capaz de mantenerse erguido pues era de constitución endeble y sus fuerzas no le permitían espigarse como los demás para alcanzar más horas de sol. Pasaba el tiempo y él cada día más triste se dejaba caer hacía un lado y a punto estuvo de besar la tierra cuando un anciano del lugar pasó por allí y lo miró. Después de quedarse un rato observando alrededor se dio cuenta del motivo por el que el pequeño no lograba despuntar. Los demás habían crecido y habían adquirido un volumen tan hermoso que sus copas no dejaban pasar la luz que tanto necesitaba el infortunado. El anciano pensó que aquel individuo necesitaba ayuda si no perecería, y se acercó para tantear su cuerpo con la idea de comenzar cuanto antes su rehabilitación. 
-No te preocupes muchacho, aún estás en edad de crecer y eres tierno. Volveré y empezaremos a solucionar tu problema.
Esa misma tarde, provisto de un palo que utilizaría a modo de tutor, escavó junto al pie del arbolito y lo enterró con cuidado de no dañar sus enfermizas raíces. Todos los días se acercaba al bosque para visitar a su pupilo que fue enderezándose y cogiendo fuerzas ayudado por aquella tutoría que logró hacer de él un ejemplar fuerte. 



En recuerdo de mi abuelo que me enseñaba cosas de la vida. "El arbolito debe ser enderezado desde chiquitito".




22 comentarios:

Ester dijo...

Exactamente, la naturaleza nos enseña a educar a las personas, y cuanto antes empecemos mejor será el resultado, mi abuela decía algo parecido a lo que decía tu abuelo. La enseñanza se empieza en la cuna. Un abrazo

Montserrat Sala dijo...

Impecable, como siempre Leonor. Un tutorial que jamas se me habria ocurrido. para mí los tutoriales que mas me suenan són los tutoriales de las escuelas institutos y de los menores de de edad huérfamos. Un besazo.

Manolo Ruiz. dijo...

Leyendo a Leonor, me parecía verme en aquel pobre chaval, insinuado, que crecía con más dificultades que sus compañeros.
Puro artificio, propio de la habilidad de la autora, porque, al final, era un àrbol.
Pero acierta en la receta.
También en el consejo.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Bien planteado el relato, sirve para lo literal y para lo metafófico.

Mar dijo...

No sabía de esta acepción de la palabra "tutor". Interesant cómo relacionas ese significado con la enseñanza de tu abuelo y con el encargo de este jueves y nuestras expectativas. Seguro que a más de uno has sorprendido.
Gracias,
Mar

Juan Carlos Celorio dijo...

Tras la convocatoria busqué en el DRAE y conocí ese sentido de la palabra tutor, pero eso no es lo importante, sino ese ejemplo de amor a la vida, de humanidad que nos cuentas y que dedicas con cariño a alguien que seguro se lo mereció.
La frase final también se usaba en mi familia. Besos, amiga.

rosa_desastre dijo...

Sabias palabras las del abuelo, savia de conocimientos que corre por nuestra memoria para mantenernos vivos. besossss.

Ame dijo...

Desde el momento, sabia enseñanza la de tu abuelo
Excelente relato, Leonor, un beso

Tracy dijo...

¡Qué casualidad! las dos hemos cogido el mismo tema dentro de los tutores, ¡qué bueno1

Campirela_ dijo...

Precioso relato me ha gustado mucho pues a parte de decir una gran verdad , tiene una muy buena moraleja , es cierto que desde pequeño todo hay que encauzarlo por el buen camino.
Un abrazo y feliz resto de semana.

Roxana B. Rodriguez dijo...

¡Hola! ¡Qué bueno cómo lo encaraste! Mi madre siempre me dice lo mismo, es más, a veces salimos y si ve un palo o una caña que pueda usar de tutor me hace cargarlo a casa xD

¡Un abrazo!

Juan L. Trujillo dijo...

Siempre es bueno que alguien, esté pendiente de nosotros para saber enderezarnos. Al ser posible con el amor del viejo del relato, en vez de con el rigor malnacido de algunos padres- padrones, que se creen amos de una vida que no les corresponde.
Besos.

Montserrat Sala dijo...

Hola Leonor: Me ha gustadd el sentido que le has dado al tema. Respecto a tu abuelo, tenia toda la razón. En mi casa siempre nos decían que a los niños como a los árboles, ya de bién pequeñitos se tenian que educar porqué cuando serian más grandes ya no se podían aderzar. Y llevarlos por el camino correcto. UN ABRAZOTE

San dijo...

Leonor lo primero gracias por acudir a la llamada, y bueno este tutor tuyo ha estado muy presente en la idea primera de escribir sobre ello jajaja, al final me alegra leerlo de tu mano. Precioso.
Un beso y ya sabes que te sigo (tus fotografías, tus faros, tus recetas.)

Fabián Madrid dijo...

Buena historia y sobretodo buen recuerdo.
Un beso.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Sabias las palabras de tu abuelo y hermosa la historia que nos cuentas.
Un fuerte abrazo

MOLÍ DEL CANYER dijo...

Me encanta la forma en que llevas la historia, de una forma que te lleva a querer adoptar al arbolito. Savios ancianos, que hubiera sido de nosotros sin ellos y su experiencia. Muy buen relato, besos.

Charo dijo...

Muy bueno Leonor, has jugado con los dos significados de tutor y aunque ya me imaginaba el final, lo mismo se podría aplicar a una persona. Me ha gustado mucho ese doble sentido.
Un beso

María dijo...

Que mejor palabras y más sabias que las de un abuelo.

Buen planteamiento el de tu relato.

Un beso.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Muy buena interpretación la que hiciste de tutor y tutoría. Y es que todos los seres vivos necesitan de nuestros cuidados.
Un abrazo

yessykan dijo...

Que tierno y que buena moraleja en tu relato, Leonor. Muy bien creado el argumento con el tutor, inspirado en tu abuelo.
Bso

miralunas dijo...

me ha encantado este relato, Leonor. con la frescura de las hojas y la sabiduria de la vida.
un beso con mi cariño!