Sol ardiente de junio, Frederic Leighton .
Sofía estaba emocionada porque
esa noche cenaría en la mesa del capitán. Cuando preparaba el equipaje había
guardado con sumo cuidado el vestido que se había comprado para esa ocasión. Lo
había tenido varios días colgado en su cuarto admirándolo, lo había elegido
entre muchos otros por los pequeños cristales que decoraban la tela y que ella
ya imaginaba reluciendo bajo las luces del comedor. Se veía como una estrella y
seguramente el capitán se fijaría en ella. Ya había investigado un poco y sabía
que era un soltero empedernido, que jamás se le había conocido pareja y que las
gentes hacían miles de conjeturas acerca de su vida solitaria.
Durante todo el día se estuvo
preparando para lucir espléndida. Por la mañana estuvo un buen rato tomando el
sol en las hamacas de cubierta, luego se pasó por el spa y disfrutó de un
relajante masaje. Como no tenía apetito, pasó del almuerzo y se fue
directamente a la peluquería, antes de que se llenara de viejas cotorras y
tuviera que perder allí unas horas muy valiosas.
Cuando volvió al camarote estaba
tan nerviosa que pidió que le trajeran una tila doble que se tomó con un
tranquilizante. Aún faltaban unas horas y podría descansar y relajarse.
Cuando abrió los ojos se dio
cuenta de que se había dormido profundamente y estaba desorientada, no sabía dónde
estaba ni qué hora era. Se levantó sobresaltada y miró la hora. Una vez que se
situó en el tiempo y el espacio, calculó que apenas le quedaba una hora para la
cita con el capitán. Se dio una ducha refrescante para despabilarse del todo y
se maquilló un poco, lo justo para disimular pequeños defectos sin que
pareciera una máscara.
Al entrar en el comedor el
capitán se encontraba dando la bienvenida a otros comensales. Ella se fue
acercando despacio, con paso rítmico, balanceando sutilmente las caderas.
Muchos de los que ya se encontraban en sus correspondientes asientos se
quedaban mirándola con admiración y ella se sintió cada vez más segura de sí
misma.
De repente el capitán dejó de
saludar, se giró y se quedó mirándola sin
pestañear. Un calor le subió desde el estómago y se ruborizó apartando sus ojos
de los de aquel hombre con el que se había ilusionado durante tantos días. Él se
acercó y le dio la mano con una leve inclinación de cabeza.
-Buenas noches Sofía, llevo mucho
tiempo esperándote.
No se lo podía creer, se sintió
mareada, y sufrió un desmayo. Cuando volvió en sí estaba en su cama, quizá el
no haber almorzado y la doble tila con tranquilizante habían afectado demasiado
a su organismo y había dormido más de seis horas. Miró el vestido colgado en la
percha y pensó, otra vez será, los sueños sueños son y no todos los cuentos acaban comiendo perdices.
16 comentarios:
Es cierto, no todos los cuentos tienen que acabar bien, jaja. Divertido, con ese toque de frustración... pero parece que ella lo ha tomado bien.
Ya qwue estoy aquí me disculpo, no participaré esta semana, por crucero no me sale nada...
Besos, amiga.
Bueno, al menos tuvo un bonito sueño, y la esperanza es lo último que se pierde.
Un abrazo
Hola. Un texto muy bien narrado. Me pareció todo un sueño hasta que llegó la realidad. Creo que a todos nos pasa eso. Un abrazo.
Soñar es tan importante como vivir, ella tuvo un sueño que no olvidaría. Y muy importante puede devolver el vestido que no ha usado. Un abrazo
Ah Qué desilusión!...ya me preparaba yo para saber los detalles de la noche triunfal!...y bueno, tendrá que ahorrar para otro crucero!
=D
Los sueños son necesarios.
Bonito tu relato.
Un placer leerte y hacer participado Leonor.
Un beso.
¿Y por que no? Tal vez fue un sueño anticipatorio.
Bien planteado el relato.
Ese triste vestido, ahí solito, dice muchas cosas que no pasaron...
Muy original y bien narrado.
Un saludo
Un sueño dentro de un sueño, puede ser, este efecto secundario de la tila...
¡¡¡¡Ohhhhhhhh!!!!!
Que artistica esa la imagen que elegiste y acorde con el relato.
Saludos.
Nunca debemos dejar de soñar, es lo que muchas veces nos mantiene en vida!
Un beso.
Es que eso de tomar tila y tranquilizantes...suerte que se lo tomo con filosofia, que se hara otra vez sera...Muy bueno, besos.
¡Vaya por Dios, qué fatalidad!
Pero, de algún modo, aunque sea soñado, lo ha vivido pues, aunque los sueños sueños son..., también es cierto que soñar es vivir y vivir es sentir...
Un besazo.
Sacudir la tristeza de ese vestido sin estrenar...la marea no le fue propicia.
Besos
Soñé que era el Capitán !!!
Preciosa foto!
Precioso vestido!
Pobres solteros q no le son propicios ni los sueños......
Me encantó.
Me voy de crucero a ver si pillo algo, jejejeje
bsss
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