Marta vive en un pequeño pueblo pesquero de apenas quinientos habitantes, eso cuando es temporada alta de pesca porque cuando hay que parar por los acuerdos pesqueros en el pueblo quedan muy pocas personas. Ella tiene una casita cerca de la playa -en este lugar todo está cerca de la playa- la suya es una casa antigua con una pequeña torre mirador desde donde se ve bien el mar. Marta sube todas las tardes para ver la puesta de sol y de camino observar las primeras ráfagas del faro que se encuentra en un saliente de la costa, a la derecha del pueblo, al final de un largo sendero por el que los vecinos suelen pasear. El farero es un joven que apenas lleva unos meses en este destino, había terminado sus prácticas en un importante faro y ya había logrado su primer destino en solitario. Cuando llegó al pueblo todos fueron a saludarlo pero Marta no quiso molestarlo, sabía que estaría muy atareado con el traslado de sus pertenencias y con los arreglos que tendría que hacer para que todo funcionara correctamente. Los faros necesitan constantes reparaciones, están expuestos a las inclemencias del tiempo y son muchas la veces que las olas casi lo cubren y en ocasiones los vendavales rompen los cristales de su linterna que debe estar siempre relucientes para que su luz alcance la distancia proyectada. Todo eso lo sabe Marta porque lleva toda la vida mirando el faro a través de su ventana, ahora con más curiosidad porque se pregunta qué hará el muchacho tantas horas allí metido. El hombre apenas sale, algunas tardes va a comprar algunos alimentos en la tienda del pueblo y tomar una cerveza con los viejos que se entretienen jugando al dominó en el bar. Allí va conociendo la historia que hay detrás de cada uno de ellos y la dureza de sus vidas. Y ella lo mira al pasar sentada en la puerta de su casa leyendo historias de viajes y vidas de grandes personajes, son los libros de aventuras sus preferidos porque aquí en el pueblo la vida es monótona. Él la saluda con la mano desde el camino y sigue el sendero hasta llegar al faro y ella observa atenta cuando se iluminan las ventanas y se lo imagina guardando las viandas y poniéndose a preparar su cena. Piensa que quizá un día él se acerque a charlar un rato con ella y quién sabe si llegará a pedirle que sea su novia y luego se casarán y ella irá a vivir allí con él al faro que le guiña desde el balcón cómplice de sus pensamientos.
20 comentarios:
Sería bueno que lo intento, podría lograrlo.
Un lindo relato Leonor, tal vez da para continuarlo.... un interesante desafío para Marta. Muchos saludos...
Has pintado un retrato muy bello y romántico. Se nota mucho tu conocimiento y tu amor por el tema.
Me ha gustado mucho amiga Leonor.
Un beso.
Ella veía la vida pasar a través de la ventana, y así se imaginó la vida del farero, anhelando quizás un futuro común.
Una vida que en algún lugar del mundo esté pasando.
Me gustó tú relato.
Un abrazo
Sueños e ilusiones que quizás algún día se cumplan y que ella espera con la ayuda de lo que ve a través de su ventana romántica.
Ojala se cumplan sus sueños y pueda ver la vida pasar a través de las ventanas del faro en compañía del farero.
Siempre he imaginado a los fareros como viejos gruñones y solitarios pero el chico parece diferente!
Me ha gustado mucho la historia.
Un beso
Una vida vista a través de una ventana, deseos que se cobijan tras ella, y que merecen ser cumplidos. Una historia hermosa y tierna de amor, que ojalá algún día pueda concretarse. Me gusta mucho que hayas puesto un faro como centro de tu relato, sé cuánto los amas.
Un beso enorme.
Entre la vida tranquila, una luz iluminando sus ilusiones y sus sueños, un cuento muy bonito Leonor.
Besos.
Qué placido ambiente has creado! La vida y su cotidianidad, los sueños, las esperanzas, todas bien dispuestas a través de tus palabras.
Me encantó la frase con la que sellas el relato... "al faro que le guiña desde el balcón cómplice de sus pensamientos."
La oportunidad queda allí, esperando con sus alas a punto de abrirse.
Muchas gracias Leonor por tu presencia y tan bello relato!
Besos:
Gaby*
En esos universos acotados de pueblos chicos, a través de las ventanas alcanzan a verse con claridad la inmensidad de la vida de sus habitantes. Me gustó tu relato, tiene un cariz muy íntimo.
Un abrazo
Que relato más lindo y más romántico Leonor. No sabes cuanto me gustaría que ese amor de Marta por el farero fuera correspondido. Sería un magnífico final, y quizás algún dia nos podrías contar como ve Marta el mar espléndido desde la propia ventana del faro.
Un abrazo.
La soledad del farero y esa otra soledad asomada ala ventana...si se juntan esas dos soledades ¿se detiene el mar?
Un abrazo
Tu relato enseña la vida en la costa a través de la mirada soñadora de Marta. Ojalá sus sueños se hagan realidad, lo que promete que tu historia termine tornándose en una historia de amor.
Un beso!
Preciosa esa inquietante visión de lo que acontece al otro lado de la ventana; ese deseo por materializar que tal vez algún día...
El mar y los faros te iluminan como ya va siendo habitual.
Besos
Así es como empieza una historia de amor, desde la fantasía o el sueño que se recrea... y ese gesto cariñoso del forero bien podría ser la otra fantasía del que mira con curiosidad hacia el interior de esa ventana...
besos!!!
Esa ventana que se abre a la imaginación y a los sueños, esa niña que empieza a ser mujer y un primer amor, aissss, dile que sea ella quien se acerque al farero y le pregunte qué es lo que se ve desde la ventana del faro, mira que si él ve una niña inmersa en sus novelas y sueña con hacerle volar desde la altura del faro hasta las nubes del amor… vale, vale, paro, es que has hecho dispararse mi imaginación, miles de besossssss.
Esa ventana que se abre a la imaginación y a los sueños, esa niña que empieza a ser mujer y un primer amor, aissss, dile que sea ella quien se acerque al farero y le pregunte qué es lo que se ve desde la ventana del faro, mira que si él ve una niña inmersa en sus novelas y sueña con hacerle volar desde la altura del faro hasta las nubes del amor… vale, vale, paro, es que has hecho dispararse mi imaginación, miles de besossssss.
Esa ventana que se abre a la imaginación y a los sueños, esa niña que empieza a ser mujer y un primer amor, aissss, dile que sea ella quien se acerque al farero y le pregunte qué es lo que se ve desde la ventana del faro, mira que si él ve una niña inmersa en sus novelas y sueña con hacerle volar desde la altura del faro hasta las nubes del amor… vale, vale, paro, es que has hecho dispararse mi imaginación, miles de besossssss.
A lo mejor podría dar ella el primer paso...
Un beso.
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