miércoles, 24 de diciembre de 2014

ESTE JUEVES: RELATO DE NAVIDAD





Hace muchos años, cuando las fiestas de Navidad se sentían prácticamente el día en que comenzaba a oírse la cantinela de los niños de la lotería, cuando la mayoría de los isleños salían de sus trabajos con su paga extra en un sobre y en las cocinas se afanaban las mujeres llenando lebrillos de roscos y tortas de nochebuena,  mujeres alegres por lo que se avecinaba, esa paga que venía de camino y que les permitiría algunos caprichos para sus hijos y si algo sobraba para ellas mismas, y por las copitas de anís que entre letra y letra de algún viejo villancico se metían entre pecho y espalda con el consiguiente achispamiento de quien está poco acostumbrado a beber. En aquellos días los ultramarinos de barrio hacían su agosto en diciembre y en cualquier caso el tendero tenía la esperanza de cobrar algunas cuentas pendientes para de nuevo comenzar el año anotando en su libreta más de un mandado que los escasos recursos de algunas familias no podían pagar al momento. 
Mi padre llegaba de Bazán repartiendo el "aligandito",  como se dice por aquí,  y esas jornadas de vacaciones escolares se respiraba en casa un ambiente especial, había visitas de familiares, copitas, risas, bailes, y el fin de fiesta para mí lo ponía mi padre que se disfrazaba de gitana con unas faldas, un pañuelo y una flor en la cabeza, todos se morían de risa menos yo que corría a esconderme avergonzada. 
En estos días se iban a comprar los dulces de Navidad, que en nuestra casa gustaba hacerlo en la tienda del Gallego en la calle Santo Domingo esquina con Mariana de Pineda, en esta última vivía mi tía María, hermana de mi padre, y en su casa siempre se ponía el belén y años más tarde también el árbol por lo que siempre era una aventura acompañar a mi padre a felicitarla para ver aquellas cosas que nosotros no teníamos.
Eran las Navidades de mi niñez, las que se celebraban en su fecha, las que se disfrutaban en familia  alegrándonos con lo mucho que era para nosotros lo que tan poco se nos podía ofrecer.


16 comentarios:

Montserrat Sala dijo...

Que Navidades aquellas!!! Difrutábamos tanto con tan poco!
Te comprendo perfectamente.
Un abrazo

Maty dijo...
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Helio dijo...

Son recuerdos inolvidables de nuestra niñez, eran otros tiempos donde la escasez era notoria.
Esperábamos estas fechas con ilusión, eran tiempos de vacaciones, comidas especiales y algún regalo en reyes.
Felices fiestas para ti y los tuyos.
Un abrazo.

Juan L. Trujillo dijo...

Gracias amiga, por recordarme los irrepetibles días de la niñez perdida.
San Fernando, Valdepeñas, !que más da!, en aquella España de mi niñez, los escaparates tenían menos luces y la habilidad de nuestros mayores, hacían que fuéramos felices sin poder tener casi nada.
No teníamos MP4, pero no faltaba una botella de anís y una cuchara para hacer música.
Y sobre todo había alegría sana, esa que suele equiparar a todos.
Un abrazo.

rosa_desastre dijo...

Revivir tu Navidad, es en cierto modo, revivir la mia, en un ambiente de pueblo, oliendo a candela por dentro y por fuera...
Un abrazo

Neogeminis Mónica Frau dijo...

¡Muchas gracias por revivir y compartirnos tus gratos recuerdos!!!
¡Feliz Navidad!
=)

Anónimo dijo...

Leonor, me has hecho retornar a los felices días de mi niñez. Vivía en una casa de vecinos y el patio era el lugar común donde las vecinas hacían entre todas roscos y pestiños tal como tú lo narras. Cantábamos villancicos en torno a una candela, y existía una comunión tan fuerte que hoy, lamentablemente sería impensable. Sin duda alguna, eran otras Navidades. Imperaba la carencia de casi todo, pero eso no nos impedía ser felices.
Un fuerte abrazo y gracias por acompañarme esta semana.

Sindel Avefénix dijo...

Me encantó este recuerdo, que nos hayas mostrado tus navidades pasadas con ese aire distinto a las de ahora. Siempre tuve navidades en la ciudad, y veo que son muy distintas a las tuyas. Me gustaría mucho vivirlas alguna vez.
Un beso enorme.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Es muy bonito recordar las navidades de nuestra niñez, con esa ilusión y esa magia que nos hacía ser muy felices.
Todo eso respira tu relato. Me gustó mucho.
Un abrazo

Luciano Doti dijo...

Lindos recuerdos. Felicidades!

Charo dijo...

Qué bonitos recuerdos! Yo creo que ahora hemos perdido un poco el sentido de la Navidad, demasiado consumismo...Antes deseabas que llegaran estas fechas para comer cosas que durante el año no comías y para recibir algún regalo...ahora estamos hartos de todo cuando llegan estas fechas.
Un beso

Tracy dijo...

Unas Navidades que se recuerdan con añoranza, a pesar de ser menos abundantes que las actuales, o quizás por eso mismo se recuerdan con tanto cariño.

San dijo...

Y tan felices que eramos Leonor, leyendote llega a mi recuerdo el olor a los mantecados que mi madre hacía junto a otras vecinas en el horno de la calle donde vivíamos, aquellos dulces me sabian a gloria.
Felices fiestas.
Un beso.

Fabián Madrid dijo...

El recuerdo de aquellas navidades nos predispone a disfrutar también estas.
Un beso.

Anónimo dijo...

Una crónica maravillosa. A veces, las historias más conmovedoras, simplemente duermen en nuestros recuerdos. Hoy recordaré la sencillez de las navidades pasadas.
Gracias.

Alfredo Cot dijo...

Para algunos podría decirse que las Navidades han evolucionado, evidentemente son aquellos que han dictado su "evolucion"
La verdad es que estas no son nuestras Navidades, nos las han ensuciado de prquería fina, de deseos interesados, de caridad que esconde la trampa y el abuso.
Entre todos hemos perdido la "NAVIDAD" y esta nunca volverá.

Besos y felíz Año Nuevo.