"Cuando hablo solo,
es siempre en plural.
La máscara de tantas
caras que no sé sacarme.
La máscara me protege.
Duermo en la calle".
Es fácil ubicarlo,
siempre transita las mismas calles y para en las mismas banquetas. Su entorno
es esta ciudad que nos ahoga de antipatía y de falta de sensibilidad. Lo vemos
como un extraño, lo juzgamos, lo creemos loco, le sacamos la vuelta. Es igual a
mí, igual que tú, la diferencia es que él no tiene hogar, ha decidido que su
morada sea la calle. No lujos, no comodidades, no pertenencias. Pero él así lo
eligió. Benito quiso dejar de ser lo que era y perderse; o más bien,
encontrarse. Porque se había convertido en algo que no quería ser; ya no era
feliz. ¿De qué le sirvió tanto dinero, tantas propiedades que sólo lo hundieron
en el gran pozo de la infelicidad? Quiso perderse y encontrarse. Quiso ser un
Benito libre aunque callejero. Pero ya nada lo ataba, su gran carga poco a poco
había sido liberada.
Detrás de esas manos sucias, de esa barba de días, de esos
harapos, nadie podrá imaginarse que Benito era actor, un gran actor que poco a
poco ganó la fama que muchos envidiarían, alimentaba el ego con aplausos. Pero
en el fondo, una esposa manipuladora e infiel lo esperaba en casa sólo para
exigir comodidades y lujos; unos hijos engreídos que el dinero iba moldeando.
El amor estaba ausente en esa gran casona en la que ya no quedaba olor de
hogar, sus moradores apenas conversaban y cada cual vivía su propia vida.
Benito no soportaba tanto egoísmo y se sentía despreciado por los suyos, así
fue cayendo en la desgana y la apatía y dejó de preocuparse por su trabajo. Su
representante, al verlo hundirse sin remedio dejó de buscarle papeles en las
obras importantes y luego también en las de barrio, al final dejó de llamarlo
totalmente.
Benito salió un día de casa y ya no volvió. Escasea hasta de lo
imprescindible pero vive tranquilo sin tanto parásito chupándole la sangre. A
veces se le oye recitar y muchos dicen que de noche, en sueños, declama con una
soberbia entonación.
A propuesta de nuestro querido amigo Juan Carlos esta semana hablamos de "Personas", un relato que algunos hemos decidido hacer en compañía de otro juevero. Comparto relato con Azulia que ha sido la encargada de elegir la foto y comenzar el texto al que yo he puesto el final.
21 comentarios:
La historia de Benito, desgraciadamente es más corriente de lo que a todos nos gustaría, hay que cambiar esta sociedad tan deshumanizada.
Le dejé mi comentario a Azulia, pero quiero decirte a vos también que me gustó mucho la historia, a veces la felicidad está más allá de la riqueza, de lo material, de las personas que nos rodean.
Un beso enorme.
Muy buen relato. Si pudiésemos todos vivir con esa misma libertad.
Saludos
Cada uno encuentra la felicidad en un lugar y de una manera, el hastío nos conduce a la nada. Personas anónimas de las que no sabemos nada. Un buen relato y dos abrazos
Hola Leonor. Un relato , un contenido duro pero real. que se dà frecuentemente en nuestro entorno. Personas que quieren olvidar un pasado que les ha sido negado todo atisbo de felicidad.
Muy bien redactado, amiga.
saludos.
Un relato que refleja perfectamente una situación muy frecuente en los tiempos que vivimos.
Es bueno recordar que los indigentes son personas como nosotros y que en su mayoría han sufrido situaciones parecidas, que les han llevado a vivir en la calle.
Un abrazo.
Benito escogió una nueva manera de vivir la vida, sin nada, tan solo con su paz. Muy bonito. felicidades a las dos.
Cuando uno se pone a pensar qué habrá motivado que cada una de esas personas que viven en la calle hallan llegado hasta esa dejadez en su existencia, suelen surgir estas opciones imaginadas que buen pueden haber sido al causa real de esa situación a la que tantos han arribado. A otros, simplemente, la vida los trató mal y no les dio la oportunidad de insertarse en la sociedad.
Un muy buen texto hilado a cuatro manos que he disfrutado leer.
=)
Bien pudo ser así,hemos coincidido en lo básico,y es que a veces el dinero no da la felicidad sino todo lo contrario, la desgracia, y eso es lo que le dió al pobre Benito.
Bien trabajado.
Un abrazo
Habéis conseguido un texto que se lee de tirón y que entristece por su sinceridad real. Pero si en el fondo Benito es feliz...Eso es lo importante.
Buen trabajo.
Dos abrazos.
Lupe
Qué buena dupla han hecho!
La imagen, lleva a cierta desazón, sin embargo, le han dado una vida de calle y soledad escogida por sí mismo. Cierto es, que a veces la decepción del entorno propio puede llevar a elegir rumbos insospechados. Las felicito a ambas! Muy buen texto!
Besos!
Gaby*
Que lindo relato han conformado a cuatro manos.
Que suerte que benito se despojo de las personas que lo han dejado en la mas desolada soledad.
Ahora es libre y seguramente, feliz.
Un abrazo Leonor:)
Magnífico relato. Una opción de vida difícil, muy difícil de elegir. Es necesaria una enorme dosis de valentía y coraje para dejar la seguridad y estabilidad por la incertidumbre.
Habeis elaborado un buen relato.
Un fuerte abrazo.
Bien dicen que el dinero no hace la felicidad.
Benito buscó su propio camino hacia la libertad, solo podía confiar en sí mismo. Mejor solo que mal acompañado.
Muy buen relato! Las felicito a las dos!
Un beso!
Habéis sacado ese carácter de persona que a veces no vemos en los vagabundos. Ese pasado que a veces parece increíble hayan tenido para crear una historia completa y con ese final, en que vemos al hombre declamando con soberbia entonación.
Besos a ambos.
Es injusto valorar a las personas según su apariencia.
Tu relato nos hace ver que el dinero y la fama no conduce a la Felicidad.
Feliz domingo!
Me ha parecido un relato fabuloso, me refiero a bien escrito. Ha sido un placer leerte.
Un beso.
Seguramente a vuestro personaje lo acompaña alguna "inestabilidad" emocional, que es el cuadro que suele completar a estos personajes que eligen esta vida, ya que me parece hay que tocar fondo para sentir que no se cuenta con otra alternativa.
Las felicito Leonor y Azulia, nos han dejado un conmovedor relato de jueves!
Abrazos
Cuando vemos a alguien como Benito, siempre miramos para otro lado sin querer indagar en las razones de su extraña "libertad". Triste, pero hermoso relato.
Un beso
Os voy a contestar con un proyecto realizado por Fast Company que trata responder a una incómoda pregunta: ¿Conocerías a un familiar si fuese un indigente y te cruzases con él en la calle?
https://www.youtube.com/watch?v=u6jSKLtmYdM
Dejar atrás todo es una forma más de evadirse de la realidad. Tal vez en al calle encuentre la felicidad, pero no me convence que una persona deba abandonar su vida para encontrarla, es como si se negara a sí mismo, como si se derrotara en vida.
Pero esta es una opinión de alguien que no ha tenido que elegir en una encrucijada como la que narras, y mi criterio puede estar errado.
Un saludo.
ibso
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