Qué pereza todos los días lo mismo, pero era la profesión que tenía, se había estado preparando durante años para ser la mejor, la más afamada y con mayor clientela. Su teléfono no paraba de sonar y su secretaria no encontraba sitio en la agenda para tantas citas.
De boca en boca se había ido corriendo la voz de que como ella lo hacía no había otra, que quizá por ser mujer era más delicada y hacía sufrir menos, y que era una cosa rápida, casi sin dolor. Todo el que la necesitaba era atendido con la mayor rapidez pero había días que estaba muy cansada y se le pasaba por la cabeza dejar este trabajo, por muy bien remunerado que estuviera. Había ganado mucho dinero y se podía permitir busca algo más tranquilo en un lugar de menos ajetreo, también estaba harta de la gran ciudad con tanto tráfico y tanto policía vigilando en cuanto paras el coche. Anhelaba algo de paz. Y además estaba siempre en peligro, no es lo mismo vivir en la gran urbe con tanta gente cruzándose en tu camino, que vivir en una pequeña zona rural donde desempeñar un trabajo más, digamos de familia, acabar así con tanto ricachón que por pagar bien se cree con todos los derechos, incluida la mala educación y las amenazas, que está muy de moda llevar a la gente a los tribunales por cualquier chorrada.
Lo pensaría y en cualquier momento haría las maletas y al pueblo, se acabó el diario "ojo por ojo", que otro se encargara en su lugar de atender a sus clientes.
Mientras pensaba en todas estas cosas pulsó el botón y le pidió a su secretaria que hiciese pasar al primer cliente.
Un primer contacto para conocer la historia y el motivo que le llevaba a solicitar sus servicios y, luego, como siempre, un poco de conversación para aclarar puntos y romper un poco el hielo antes de proceder con lo habitual.
Días después, al terminar con uno de sus clientes, se quitó los guantes de látex y se lavó las manos con gran cuidado. Estaba satisfecha del trabajo realizado y se dispuso a salir a la calle.
Antes de irse miró con orgullo aquella habitación y especialmente el cuadro en el que figuraba su nombre y año de doctorado.
Se sintió orgullosa de ser la proctóloga más famosa del país.
25 comentarios:
Nada de diente por diente, ojo por ojo pero del recto, ganarse la vida dando por el c...cansa seguro.
¿Se pueden enviar clientes para que les aplique la venganza con guantes?
Le diste el giro jocoso, me he divertido con estas partes de la venganza.
Besito, que te adelantas vengativa.
Logrado tu relato, tanto como el "ojo por ojo" de tu doctora...
Interesante planteo, que dejará a muchos "patitiesos"!!!
Un abrazo comenzando el jueves, como Dios manda.
ESo sí que es pasarse el día ojo por ojo jajaja
Qué buen final!totalmente inesperado.
Gracias por acompañarnos, Leo.
Un beso.
Unas buenas manos, para un trabajo que requiere de una delicada y especial finura. Un trabajo en el que hay que tener mucho ojo.
Buen final, inesperado y divertido.
Un abrazo
Con final inesperado. Me encanta!!! :)
Un placer pasar por tu casita. Me voy al relato anterior, que no había llegado a comentarlo.
Besos, Leonor.
Buen relato, para vengarse ha elegido una profesión muy peculiar, diaria.
Tu protagonista se merece una buenas vacaciones.
Un abrazo.
Vaya giro.Yo, había pensado otra cosa; pero eso si que es un buen oficio, proctologa, a todos por el mismísimo.
Un abrazo
Veamos, querida Leonor, aún no me ha tocado ir al proctólogo. Mi suegro estuvo y le preguntó si toda su relación iba a terminar así, tan fríamente, sin una nueva cita ...
Al margen del tema, me gusta como lo has contado.
Besos, amiga.
Muy divertido ese final. Me imaginé una asesina a sueldo o algo parecido y me sorprendiste.
Saludos
ibso
Final que me aflojo, porque venía manteniendo la tensión a cada palabra y que se podía vislumbrar una profesión tenebroso. Es mejor así, cooperar, un poco flojo ayuda. Saludos
Creo que en este país machista, la doctora esta no tendría mucho futuro...ginecólogos hombres, por supuesto hay muchos, ahora proctólagas mujeres...uuummmmm de veras pienso que por aquí se morirían de hambre jajaja
un abrazo
Dedo por ojo.
Pues, sí, delicadeza es lo que hace falta.
Final genial.
yo, el calleja y morán te pregunta:¿ cuánta gente sabe lo que es ser proctólogo?
desde luego, yo no...bueno, yo ahora sí, tras buscar en diccionario virtual...
ah, a esto se le llama enseñar lenguaje...
medio beso.
aun me estoy riendo por este lado de la venganza. excelente remate!
saludos de esta nueva juevera!
Un giro estupendo... para mi que era mala,malísima y bueno, no... ¿o sí?, según quien lo sufra jaja
Besos!!
Buen final, hasta el último minuto no se sabe de qué es profesional. Besos
Qué genial!!! Nunca me imaginé sino hasta el final de que se trataba ese trabajo.
Muy buen trabajo para este jueves vengativo!!!
Un abrazo enorme!!!
Tal vez por eso me he buscado un especialista que utiliza un ecógrafo para esos menesteres tan "rectos".
Me ha encantado el giro que le has dado al asunto del ojo por ojo.
Un fuerte abrazo.
Anda que.... esta si que aplica bien una venganza en caso de tener que hacerlo, jjajaja.
Hasta el final mantienes la atención.
Besos Leonor.
Me tenias despistada, chiquilla! es mas, me he ido al diccionario por si mi ojo me engañaba y he acabado con una carcajada. Genial!!
Un beso
Supongo que muchos pacientes pensarían que una mujer proctóloga si era una venganza para los hombres.Pobrecitos!!
Un beso.
Buenísimo Leonor! no tengo palabras, rendida he quedado ante tu ingenio!
antes de irse ¡qué queme esos guantes por favor!
Besote
jajaja... vaya que sorpresa el final del relato eee
jajaja... vaya que sorpresa el final del relato eee
Jejeje un giro de 180 grados... Literalmente... Un buen relato para empezar mi domingo de jueves.. Un besito
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