Del rosal, entre las espinosas verdes ramas, brotan felices nuevas rosas.
Ajenas a lo efímero de la vida, disfrutan exhalando su perfume y mostrando a todos su belleza.
Injusto pasar del tiempo que marchita sus bellos pétalos, antes henchidos de color y rebosantes de efluvios dulces, ahora mustios y apagados.
Malvado viento inclemente que los arranca y los derrama sobre el húmedo suelo que alimenta.
Próximo, el enérgico capullo mira de soslayo a la decrépita rosa y orgulloso pavonea su frescura.
Inconsciente e insensata incipiente flor de rosa. Ilusa e ignorante desconocedora de la vida.
Menospreciando lo que será ella misma, rechazando lo que es ineludible.
Humilla la exuberante joven a quien ha dado de su cuerpo la semilla, desechando que también ella perderá su lozanía.
Cuesta a la zagala aceptar que nada es perdurable, elude lo que es evidente, mientras su vida transcurre lejos de lo inevitable.
1 comentario:
Querida amiga, bonita entrada. Me encantan las rosas, y las amarillas, son mis preferidas. Unas fotos preciosas.
Espero que estés bien
Un beso
Lola
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