
Mis queridos amigos jueveros, esta semana me he atrevido a conducirlos de nuevo con la esperanza de que todo salga bien y que el tema que os voy a proponer sea de vuestro interés. Dado que el jueves día 13 es el cumpleaños de mi padre he pensado en dedicárselo. Va a cumplir noventa años y tiene una memoria prodigiosa, una capacidad de trabajo envidiable y mucha pena porque sabe que el futuro es corto y el pasado se le ha escapado de las manos sin apenas darse cuenta. Yo quiero proponeros que hagáis un esfuerzo mental y os pongáis en su lugar, o en el de todas esas personas mayores que ya han vivido casi al completo su vida, que penséis en sus recuerdos, en la dificultad de los años que les tocaron vivir, en lo pesado de sus trabajos, en la felicidad de conocer en algunos casos, hasta a los tataranietos. La vida se ha alargado considerablemente pero la sociedad ha cambiado mucho y los abuelos que antes vivían hasta su fin con sus hijos, que eran respetados por su edad y por su saber adquirido con la experiencia, hoy día se ven relegados a un rincón, a vivir con suerte pasando temporadas con cada hijo, a veces un estorbo porque interrumpen la rutina de la vida diaria y muchos de ellos no tienen más remedio que acabar sus días en una residencia. Y para colmo, se les considera un gasto social porque están durando demasiado, ellos que levantaron este país tras una inútil guerra. Hablemos de la vida de una persona mayor, qué siente, cómo ve su entorno, qué piensa de la vida, cómo ha discurrido su caminar...lo que se os ocurra, incluso podéis inventar un futuro en el que no haya vejez ni muerte, sé que a algunos de vosotros os gusta la ciencia ficción. Y si queréis hablar simplemente de un largo camino recorrido que es el tema que propongo, hacedlo de la forma que os inspire.