
Voy caminando entre escombros, la noche es oscura y hay tramos impracticables, me arrastro sobre el irregular terreno y en ocasiones no hay posibilidad de continuar, un precipicio me impide alcanzar el camino que ha quedado interrumpido pero no hay vuelta atrás, todo se ha derrumbado y hay que entrar por huecos tan estrechos que me producen una ansiedad insoportable. No sé si están bombardeando o me he metido en una ciudad en ruinas. No entiendo lo que ocurre y me apoyo sobre la pared sin saber qué hacer. Me encuentro desnuda y siento vergüenza de salir de la oscuridad. Busco a alguien alrededor pero estoy completamente sola. No hay ningún sonido, un silencio inconcebible me envuelve, tengo ganas de llorar pero me esfuerzo por mantenerme fuerte y seguir buscando una salida. Mi subconsciente sabe que esta situación ya la he soñado muchas veces y estoy segura que se trata de una pesadilla pero no sé cómo despertar. Ahora tengo un móvil en la mano pero no soy capaz de marcar, lo intento pero no puedo, no recuerdo el número y los botones son extraños, no sé manejarlo, las teclas se difuminan y cambian. Mi intención es avisar a casa o encontrar el camino de regreso. Veo gente a lo lejos pero no los alcanzo por mucho que camino hacia ellos, es como si mis pies no se movieran del sitio, no avanzo. Entre las caras distingo alguien conocido, alguien que me hace señas y me tranquiliza. Interpreto que ha venido a rescatarme de esta situación. Cuando despierto estoy agitada y temblorosa, recuerdo que esta pesadilla es recurrente, la he vivido ya demasiadas veces.