Casa y torre del Faro de Chipiona.
Hacía tanto tiempo que soñaba con este momento que no acababa de creerme que hoy se iba a hacer realidad. Son esas cosas que quieres hacer, que está en tu mano alcanzar pero que siempre pospones para otra ocasión. Gracias al Viejo Farero, Paco, y a la Asociación de Amigos de los Faros de Andalucía, he podido hacer realidad este sueño.
La mañana era luminosa, el tiempo inmejorable y allá llegué con la cámara de fotos dispuesta a inmortalizar cada una de las piedras del faro más alto de España, el mejor conservado y el único que ofrece una visita guiada.
Linterna y balcón del faro.
La luz de este faro comenzó con un aparato óptico de 1º orden, con lámpara de aceite de oliva, produciendo un destello cada 60 segundos y accionado con maquinaria de relojería. En su primera reforma se pasó a la parafina, un aceite vegetal y más tarde al petróleo refinado. En 1916 se utilizó vapor de petróleo a presión con quemador, con más velocidad de giro y un destello cada 15 segundos.
En 1946 se pasó al filamento incandescente 3000 W.
Su linterna aeromarítima comenzó a funcionar en 1964, siendo uno de los veinte faros españoles que poseen este balizamiento para aviones alcanzando su haz de luz la misma distancia en horizontal como en vertical. La sustitución de las placas del tope de la cúpula por los cristales, así como la mano de obra la costeó el gobierno norteamericano dentro del Plan Marshall y las obras fueron ejecutadas en 1963.
Desde 1999 es de halogenuros metálicos, que sustituyeron la lámpara halógena anterior.
El giro de la linterna se realizaba a través de relojería y contrapeso que caían por el hueco de la torre.
A las puertas del Faro, a la hora prevista, nos recibió Septimio Andrés Domínguez, el encargado de este faro y de muchas balizas que van señalando el camino a los buques que entran y salen del Puerto de Sevilla.
Aunque hay un guía que se encarga de enseñar y explicar las instalaciones a los visitantes, en esta ocasión y por tratarse de un grupo de gente asociadas en torno a su amor por estas construcciones, nos atendió en primer lugar el mismo farero, un hombre amabilísimo que se ofreció a darnos algunas explicaciones sobre los principios de este faro, de su situación geográfica y su construcción. Por él supimos que hubo un proyecto para situarlo sobre el arrecife del Bajo de Salmedina, ya que ese era el lugar más peligroso para la navegación. Al final se decidió que el emplazamiento sería en la Punta del Perro.
Es una torre imponente, más de setenta metros desde el nivel del mar, toda de piedra ostionera perfectamente labrada y ensamblada, una perfecta obra de ingeniería que debe su existencia al ingeniero don Jaime Font. Su primera piedra se colocó el día 30 de abril de 1863 y se encendió por primera vez el 28 de noviembre de 1867, desde entonces solo se ha apagado en dos ocasiones, la primera con motivo de la guerra con EEUU, por la independencia de Cuba, cuando se apagaron todos los faros de Cádiz por miedo a una invasión. La segunda fue en la guerra civil, 1936, permaneciendo apagado casi tres años.
Su torre es troncocónica, que recuerda las columnas conmemorativas romanas. Está construido con sillares de piedra ostionera y arenisca.
La torre está situada en la parte trasera de la vivienda, a ella se accede desde el fondo del patio de entrada. Tanto en la parte trasera como la delantera, a lo largo de la torre hay ventanas que según se va subiendo o bajando se va viendo a veces el mar y otras la ciudad de Chipiona.
A las diez de la mañana la torre proyectaba su sombra sobre el mar.
Con motivo del 150 aniversario de la colocación de la primera piedra, se ha colocado este azulejo en la fachada del faro, en él queda escrito:
En memoria y homenaje a don Jaime Font Escolá
Badalona (1834)- Madrid (1880)
Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos
en el 150 aniversario de la colocación de la primera piedra
Faro de Chipiona
Chipiona, 30 de abril de 2013
A las puertas del faro con Paco, el creador de la Asociación de Amigos de los Faros de Andalucía, y Septimio, el farero de Chipiona.
Una vez en el patio comenzaron las explicaciones que tan magistralmente nos ofreció Septimio. Nos habló de las distintas propuestas que hubo para situar el faro y de cómo a final decidieron el lugar adecuado. En el patio hay una exposición permanente de paneles explicativos de la Autoridad Portuaria de Sevilla uno dedicado a la construcción del faro, otro a su mantenimiento, otro sobre el balizamiento del Guadalquivir y el último dedicado al Puerto de Sevilla.
En dos salas dedicadas a esta exposición se detallan más datos de los balizamientos del Guadalquivir, la esclusa nueva que está construida para evitar las crecidas del río Guadalquivir a su paso por la ciudad de Sevilla, y los proyectos de transporte ferroviario desde el Puerto de Sevilla hasta Europa.
Este faro está muy ligado al comercio generado por el Puerto de Sevilla, los navíos deben hacer recalada en el fondeadero de El Perro, para esperar al práctico y remontar las cincuenta millas náuticas hasta los muelles de Sevilla a través del Guadalquivir.
Otra de las misiones que este faro tuvo en sus comienzos era avisar del peligro del Bajo de Salmedina, un arrecife rocoso que queda oculto con la subida de la marea. Hoy día una baliza de señalización indica el lugar situada en el mismo bajo, la Baliza de Salmedina.
A la derecha de esta imagen podemos ver un retrato del Ingeniero don Jaime Font.
En el patio hay expuestos varios elementos antiguos de los faros como balizas, boyas y como es el caso de esta lente del antiguo faro de Bonanza (Sanlucar de Barrameda)
Esta lámpara de arco voltáico es el objeto más antiguo que se halla expuesto en el patio entre los elementos de faro.
Antigua fotografía de los comienzos de la construcción del faro.
El patio con aljibe es de gran belleza, rodeado de arcos en la parte baja y primer piso. Cuenta con tres viviendas para los fareros. A través de la montera podemos apreciar el color de la piedra de la torre.
A través de una puerta en la parte trasera del patio se accede a la escalera que sube a la torre, toda construida de piedra ostionera cuyos sillares están unidos con la técnica zulaque, que introduce pequeñas piedras en la argamasa (cal y arena) de las uniones.
El eje central de la escalera por el que corren las venas del faro se encuentra igualmente construido de piedra ostionera. En esta foto se puede observar con detalle la unión de los sillares.
Llegando a los últimos tramos de escalera comienzan a intercalarse sillares de arenisca con los de piedra ostionera, según nos explicaron para abaratar costes y aliviar el peso.
Una de las cinco ventanas que hay repartidas a todo lo largo de la torre, tanto en la parte delantera, desde las que se ve la ciudad de Chipiona, como en la parte trasera desde donde se ve el mar.
A pesar de los más de trescientos escalones, la subida puede hacerse sin mucha dificultad. Únicamente un ligero temblor de piernas se queda instalado durante unas horas tras el esfuerzo de la subida y la bajada.
Ya bajo la cúpula en la que se encuentra la linterna hay un pequeño habitáculo con maquinaria en el que se hallan dos ventanas circulares que son las últimas. Pasado este tramo ya se sale al balcón que rodea la linterna, al cual hay que salir a través de una gatera que obliga a agacharse.
Las paredes de la cúpula están totalmente construidas con sillares de arenisca.
Una escalera con bastante inclinación hecha de hierro forjado da acceso al mirador.
Sombra de la torre desde arriba de la misma.
Haciendo caso omiso a mi vértigo, me apoyé en la barrandilla junto a esta pequeña linterna que se trata de un faro de emergencia.
Las vistas desde arriba son indescriptibles, embarga una dulce sensación de libertad y gracias a la fuerte barandilla cuyos huecos han sido cubiertos con una malla oscura no se siente inseguridad.
A la derecha del faro se entiende una zona de playa de la que se han escavado muchas de las piedras que sirvieron para su construcción. Han quedado unas zonas que forman unos círculos que al bajar la marea impiden la salida de los peces que hayan quedado dentro, se denominan corrales y es gracioso ver en las cartas de los restaurantes que se ofrecen "chocos de corral".
Desde la colocación de lámparas halógenas el alcance es de 30 millas náuticas. Los destellos son, 1 cada diez segundos.
En la terraza del faro se encuentra instalado un punto geodésico que marca:
Latitud: 36º 44' 21, 0661'' y Longitud: - 6º 26' 27,0151''
Altitud sobre el nivel del mar: 65,725 m.
El Faro de Chipiona pertenece a la Autoridad Portuaria de Sevilla desde el 1 de enero de 1993(antes dependía de Cádiz), fecha de inicio de la nueva Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante.
Tras despedirnos de Septimio que nos ha animado a continuar con el Grupo de Amigos, nos fuimos a tomar un refresco para reponer líquidos y clamar la sed. Cuando nos despedimos era como si nos conociéramos de mucho tiempo y apenas habíamos pasado juntos unas horas.
Desde la zona de Los Corrales la imagen que se nos ofrece es digna de inmortalizar.
Fue uno de esos días que recordaré toda la vida.
Sobre historias del faro. Por Juan Mellado
El Faro de Chipiona, por Septimio Andrés Domínguez
5 comentarios:
Pues sí, el faro es realmente impresionante y se ve que difrutastéis y pasastéis un gran día.
Un beso, amiga!
Como siempre, para nota, con todo lujo de detalles, con una redacción impecable.
Fantastico.
Pasamos un dia estupendo, para recordar.
Gracias por dejar constancia de tan bonito dia.
Este faro es emblemático en Andalucía, desde que lo vi hace muchos años me enamoró y eso que no lo vi por dentro.
Los faros son una de mis fijaciones. Tengo fotos de todos y cada uno de los que hay en España. Y me atraen con una magia especial.
Precioso relato
Un saludo
El faro es ciertamente impresionante, pero tu relato no lo es menos, lleno de detalles y de imágenes que describen a la perfección el faro. Me alegro mucho de que formes parte de este grupo de amigos y me parece que te voy a nombrar reportera oficial de la Asociación.
Un beso, y gracias por asociarte.
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