sábado, 30 de septiembre de 2017

ESPESA BRUMA




He querido viajar hasta donde te supongo,
hasta la recóndita tierra donde te malgastas.
Allí donde pueda mirarte para entender
tu distancia.

He querido viajar hasta donde te pienso,
quizá así, sin palabras,
logre encontrar el motivo que nos impide avanzar
sin muros.

He querido dejarme a mí misma y entrar en ti,
hacerme un hueco donde habité otro tiempo,
llegar hasta tu aura que se resiste, frontera cerrada
y defensiva.

He querido indagar en tus pensamientos,
pasear por tu alma, y por tu cuerpo que se me niega,
más no veo camino en la espesa bruma que te acorrala
y me confunde.

He querido ser parte de ti sin dejar de ser,
sin renunciar, sin matarme a propósito,
tratando de entender qué fue de aquella mirada primera
devorada por el tiempo.

He querido encontrar rendijas por donde hallarte,
seguir el camino de tus labios yermos,
de tu mano que un día fue caricia oportuna
y consuelo.

He querido viajar saltando el abismo de la renuncia,
el frío abismo de la tristeza y la decepción,
el poderoso abismo del desprecio.
He querido viajar antes del olvido.






9 comentarios:

SalinaS dijo...

Espectacular viaje lleno de deseo, tristeza e impotencia que me dejará sin viajar, imposible superarlo.

Ester dijo...

El olvido es inmisericorde, cuando llega es imposible resucitarlo, cuando queremos olvidar nos cuesta mucho, cuando queremos mantenerlo se esfuma como el humo. Abrazos

Tracy dijo...

Un viaje muy apetecible.

María dijo...

Es tan bello lo que has escrito que no tengo palabras que decirte, solo que me ha maravillado tu poema.

Un beso.

Juan L. Trujillo dijo...

Hay veces que el desprecio y la decepción , están mas que justificados. La persona que no sabe interpretar todo el amor que esconde tu bello poema, los tiene bien merecidos.
Un beso.

Manolo Ruiz- dijo...

Cuando en ese viaje, el desprecio se convierte en una práctica habitual, de una manera u otra, es evidente que solo queda el recurso del olvido, aunque sea duro y lamentable. Y provoque llanto.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

No hay alma más cerrada que la que se niega a abrirse. Palabras muy sentidas las tuyas. Un abrazo

Anónimo dijo...

Sorteando el abismo de la renuncia, de la tristeza y de la decepción, parece que solo quedaría el del desprecio, tan cruel y dramático, que parece impulsar al del olvido, aunque es muy difícil llegar a alcanzarlo, cuando hay en medio sentimientos muy poderosos, como el del cariño.

Anónimo dijo...

No se puede escribir mejor ni con más arte.