Atrás queda la cabaña, la puerta entreabierta y ante ella la figura del hombre que momentos antes la había tenido entre sus brazos. Atrás queda el eco de sus gemidos y las quedas palabras rotas, atrás sus deseos satisfechos. En la ventana, los cristales empañados reflejan la luz temblorosa de las velas y la humeante chimenea aún exhala los últimos suspiros.
Se encamina presurosa hasta la angarilla y levanta el gancho que la mantiene cerrada sobre un viejo tronco, la luz plateada de la luna le da un aspecto fantasmal, sale al camino y cierra de nuevo el endeble portillo. Él sigue atento sus movimientos y se despide de ella alzando el brazo y agitando la mano.
Ella se adentra en el bosque oscuro donde miles de ojos la están observando, camina ligera, sin percatarse de los vigilantes, esos que viven la noche. Desde las ramas la miran los redondos ojos de una lechuza que a su paso gira la cabeza y emite un ulular chillón como advertencia. Desde un viejo tronco raído asoma el hocico una rata de ojos rojos que rápidamente vuelve a su escondite. Unos murciélagos revolotean por las ramas de los árboles sin llegar a rozarlas. Las toperas en el suelo albergan no solo topos sino un sin fin de pequeñas criaturas deseosas de llevarse a la boca algo de comer, la caza nocturna empieza apenas se esconde el sol. Una jineta recién parida se arriesga a salir de su madriguera en busca de alimento que le proporcione leche para sus crías, se aleja sigilosa tras una rata a la que logra dar alcance y vuelve junto a sus hijos para devorarla, luego se recuesta satisfecha y coloca sus pequeños en su vientre para amamantarlos. En el aire resuenan los cantos de los grillos y de los machos chicharras, una armoniosa sinfonía en la que de cuando en cuando algún músico desentonado logra colar algunas notas. Un conejo se cruza perseguido por otro animal al que no logra identificar y ambos se pierden en la oscuridad.
La mujer se apresura porque la noche comienza a refrescar y además hace horas que salió de casa y pueden estar preocupados por su tardanza. Ya se vislumbra un claro en el que termina el bosque y algunas luces de una lejana carretera. Al salir de entre los árboles siente una profunda melancolía, atrás queda su sueño, atrás sus ilusiones y sus deseos, en el bosque permanece solitaria la vieja cabaña y todo lo que la rodea.
22 comentarios:
No tengo ninguna duda,de que en el espesor de un bosque, ya sea alpino ya sea mediterráneo, dentro de sus entrañas se desarrollan otras vidas y otras luchas por la supervivencia.
Una entrada muy bonita, amiga Leonor. Un texto impecable.
Saludos cariñosos.
Un texto singular, mientras se adentra en el bosque la vida dentro de el la persigue. Un abrazo
Un texto con muchas lecturas y todas ellas interesantes.
Muy buen relato. Te deja pensando en los tantos secretos que tendrán los bosques.....Saludos Leonor!!
Me gusto muy buen relato tras de aquel bosque se encuentran los sueños, las iluciones y el amor que bello jajaja
Perdida en la nocturnidad viva del bosque, he sentido cada criatura y al volver la cabeza, la añoranza en una cabaña me deja vacía de caricias.
Como los animales del bosque, así nuestros anhelos más físicos, de la natura somos por más que lo olvidemos.
Leonor, hermoso lo cuentas que lo tengo ante mis ojos auténtico.
Besitos.
El bosque que cobija y que esconde.
Que alienta nuestros momentos íntimos y alienta temores.
Una descripción precisa, que nos sumerge en la atmósfera exacta.
Me voy huyendo de las sombras a la luz, esa que se encuentra a veces de a dos.
besos
Ese paso por el bosque se convierte en siniestro, con todas las descripciones que has hecho. Muy bien explicado
Un abrazo
He caminado tan cerca de tu protagonista que durante un buen rato he sentido lo mismo que ella...
Qué bien lo has contado todo,me lo has hecho visualizar todo perfectamente. Precioso!!!
he paseado por tu bosque, he visto la vida oscura, nocturna y hasta los claros de la luna que deja ver la supervivencia. También es un refugio donde nos escapamos de alguna manera, cuando algún dolor acecha.
Un abrazo Leonor :)
Al menos él podría haberla acompañado! jejeje...qué poco caballero!
=)
Un abrazo
Me has contado la vida, Leonor. La vida nocturna de cualquiera de nuestros bosques y sus miles de habitantes. Atrás deja la magia de un encuentro en una cabaña del bosque, pleno también de vida. Lo has descrito de una forma magistral y auténtica.
Un abrazo.
Precioso este bosque tuyo con todas sus vidas y sus protagonistas... dan ganas de perderse en él de vez en cuando... aunque sea un ratito.
Muchos besos!!
Un bosque que esconde sus más intensos deseos, que la cobija más allá de todas esas cosas que asustarían a cualquiera. Un bosque al que me gustaría ir si existiera esa cabaña donde pasar tan buenos ratos.
Un beso.
Parecía que estaba en peligro. Pero no era así. Podría simbolizar que no quería irse.
Gran relato. Puedes sentir el abandono y la tristeza de ella al dejar la cabaña. El bosque es un personaje ambiental aquí, es el confidente. El que le guarda los secretos, hasta que, tal vez algún día, decida regresar.
Un abrazo de jueves.
El teatro de la Vida, escenificado entre árboles, con su banda sonora y su guión adaptado.
En este cuento puedes volver la cabeza, no hay peligro, la estatua de sal se quedó en la cabaña.
Besos
Maravillosa escena, el bosque y sus criaturas que encierran ese gozo clandestino. Muy bien escrito y descrito.
Besos.
Ya volverá otro día, al menos sabe que allí la estará esperando ese calmo lugar.
Un beso.
Yo creo que todos tenemos un bosque como ese.
Un cafelito.
Me encantó Leonor, una historia preciosa, llena de descripciones tan bien detalladas, que parece que estamos allí, sintiendo y viendo lo mismo que la protagonista. Atravesar este bosque sabiendo lo que la espera, para nada asusta ¿verdad?.
Un abrazo.
Qué relato más curioso. Me la imagino poniendo la tele después de un rato de placer con su amante. En la tele ponen un documental sobre fauna ibérica. Apaga la tele y vuelve a la realidad: tiene que volver a casa. Un beso grande, colega naturalista ;-)
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