martes, 13 de febrero de 2018

LA TARDE SE MALGASTABA




Comenzó a amarillear la tarde. Poco a poco fue sucumbiendo a una oscuridad a esa hora inusual, delatando con sus tonalidades que en breve empezaría a llover. A pesar de todo no perdió la esperanza, quizá solo cayeran unas gotas y las nubes que habían estado amenazantes desde el mediodía, llevadas por un ligero viento de poniente, abandonaran con rapidez estos cielos huyendo a otras latitudes. Pero la evolución no fue la esperada, o la deseada, y lo que en principio comenzó con una lluvia casi imperceptible, un chispear sutil, de repente se convirtió en una cortina densa que se derramaba con saña sobre las calles empinadas de su calle. El agua golpeaba con fuerza los cristales de la ventana por la que se asomaba su tristeza, viendo cómo aquel torrentes se llevaba sus ilusiones.
Las horas siguientes fueron pasando y nada hacía presagiar que la situación fuera a cambiar. A ratos disminuía la intensidad del chaparrón pero no dejó de llover en ningún momento . La tarde se malgastaba. Por mucho que rogó y miró al cielo, la lluvia se había empeñado en quedarse a pasar la noche, y así lo hizo. A la tarde siguió una noche tormentosa, de aguaceros y chaparrones intensos, de truenos y atrevidos relámpagos que se colaban a través de las rendijas de la persiana, iluminando la inmensa pesadumbre que se había instalado en sus entrañas. Le costó conciliar el sueño y en su desvelo soñó con besos abandonados.



Curso de Escritura Creativa. Tema 1º: Los utensilios del escritor: Recursos narrativos. Recursos estilísticos. Herramientas temáticas. Herramientas físicas.

Preguntas sobre el texto: ¿Quién es el narrador? Definir la palabra "narrador". ¿Quién es el protagonista? ¿Es adecuado el lenguaje para la historia que se narra? ¿Se entiende el mensaje?



3 comentarios:

Ester dijo...

Una historia sin definir, con lo dificil que es meter al lector dentro, dejarlo que invente, ya que puede ser una tarde para coincidir, para espiar, la merienda en el salón espiando el velador cercano. Puede ser la promesa de una tarde de compras, de una reunión para sellar las paces... Por eso tu texto me parece muy logrado. Abrazos

Manolo Ruiz- dijo...

Qué imagen tan preciosa la de esa lluvia, tan deseada y tan necesaria. Y qué forma de describir el ambiente y todo lo que lo rodeaba, hasta ese sueño final, maravilloso.

Anónimo dijo...

No se puede escribir mejor, aunque sea con ese tipo de añoranzas. La lluvia ayuda a recordar, incluso en esta Isla donde casi no llueve. A mí, leyendo este trabajo me parece algo precioso, como todo lo que escribe, aun quedándome un sentimiento de tristeza.