domingo, 6 de agosto de 2017

PARA SENTIR QUE AÚN ERES






No te tengo, ni siquiera a la distancia de las palabras
como ha sido durante toda mi vida.
No tengo el sonido de tu voz,
ni la sonrisa que imaginaba en tu cara al oírme.
No tengo la esperanza de mirarte luego y ver la felicidad,
hoy no llegarán los besos. 
No tengo más recurso que el quererte en la ausencia,
quererte como siempre, como al héroe,
como al padre, como al amigo, como al ser que me dio
mucho más que la vida.
Y te añoro con un inmenso dolor, todavía, 
y cada día más.
No tengo el consuelo de la fe. 
No tengo la certeza de un cielo nuestro.
No tengo nada que alivie mi desconsuelo.
A pesar de todo, felicidades en tu santo.
No tengo palabras suficientes para regalarte,
no me queda otro recurso que darte vida en mí misma
para saber que me oyes, para sentir que aún eres.




6 comentarios:

Manolo Ruiz. dijo...

Qué precioso recuerdo, para un gran hombre, que fue todo un ejemplo en su vida. Y BAZANERO a tope, para que no le faltara nada.
Además, con un gran mujer, a la que atendió ejemplarmente cuando le necesitó.
Leonor, él te oye, aun sin que pueda escucharte.
Y tú le llenaste de cariño y de alegría hasta los últimos minutos de su vida.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Te entiendo y me identifico con tu sentimiento. Aunque no tengas la fe para sostenerte, dejemos abierta la puerta de la esperanza espiritual ante la falta de certeza del "más allá"
Un beso

San dijo...

Hago mias tus palabras por vivir tan de cerca una situación como la tuya, pasen los días que pasen, duele. Solo puedo decirte que vive en ti, y de eso si que estoy segura.
Besos.

Recomenzar dijo...

Intensidad en tu escrito
intensidad de momentos sin silencio de palabras

Rayén dijo...

Preciosa y sentida carta. Me imagino la tristeza inmensa que deja la partida de un ser tan amado.
Me encantò tu espacio.
Abrazos.

Anónimo dijo...

La forma en que recuerda a su padre y el cariño que se desprende de esa carta, son una prueba de los valores de su hija, que compartió sus últimos años, llenándole de alegrías y estando hasta el final a su lado, de una manera admirable.