Fue encendido la noche del 30 de septiembre de 1913
Debido a la guerra que España mantenía con Estados Unido, en el año 1898, una comisión de ingenieros militares y el Ministerio de Obras Públicas, del que dependían los faros, decidieron que el Faro de San Sebastián debía ser demolido. El Duque de Nájera, Gobernador
Militar de la ciudad, ordenó su derribo casi completo dejando solamente
la base de la torre, quedando sin faro una ciudad rodeada de mar por todas partes.
Imagen de los restos de la antigua torre del Faro de San Sebastián.
Después de cinco años de aquel episodio, en la Real Orden de 28 de diciembre de 1.903, el
Ministerio de la Guerra expuso las condiciones bajo las que debía
construirse la nueva torre: ésta se compondría de dos partes, una fija
de mampostería que no sobrepasase en altura las casamatas de la batería
del fuerte para que no fuera visible desde el exterior y otra construida
en hierro de tal manera que, en caso de guerra pudiese ser desmontada con facilidad. Al estar casi al nivel del mar, la torre debía ser de gran altura. Se recurrió al material más ligero y resistente de la época: el acero
laminado, y se encargó el proyecto a un auténtico especialista en el
diseño de faros: el ingeniero Rafael de la Cerda que lo realizó durante
el año 1.907.
En enero de 1.909 salieron a subasta las obras haciéndose cargo de ellas
la Constructora Gijonesa. Su importe ascendía a 71.584 pesetas y el
plazo de ejecución era de un año.
Las obras se retrasaron por diversos motivos: huelgas,
retrasos en el suministro de materiales
, a ello se sumaban los días en
que el levante impedía trabajar en la torre. La obra se recepcionó en
marzo de 1.912, pero al Faro de Cádiz aún le quedaba año y medio de
espera para encender su luz definitivamente. La razón esta vez era de
progreso: el proyecto se modificó para que funcionase con electricidad
siendo con ello el segundo faro del país en utilizar este sistema de
iluminación después del de Cabo Vilano en Galicia. Aquel sistema no era
una bombilla al uso, consistía en un arco eléctrico formado por dos
electrodos. Una corriente eléctrica salta de uno a otro formado un arco
luminoso. El proceso desgasta los electrodos aumentando la distancia que
los separa, como ésta debe ser siempre la misma un sistema de relojería
rectificaba la diferencia entre ambos electrodos.
Su encendido en la noche del 30 de septiembre de 1.913 debió ser todo
un acontecimiento. Después de 15 años sin faro Cádiz podía presumir de
tener el más moderno del país: una torre metálica cuyo peso supera las
40 toneladas, de 2 metros de diámetro y 38 de altura que ponía su plano
focal a 41 metros sobre el nivel del mar. Sobre ella una óptica bivalva
de 300 mm. de distancia focal formada por 4 lentes.
Imagen de la lente del Faro de Cádiz
El eje de la torre
lo forma un tubo hueco del mismo material cuyas paredes tienen 7 mm. de
grosor, por su interior corren los cables que alimentan la lámpara y el
antiguo sistema de relojería, un contrapeso que al dejarlo caer por el
hueco hacía girar la lente. Los escalones que llevan a la cámara de
servicio son también metálicos y van anclados por un lado a este tubo y
por el otro a la pared de la torre. En su exterior 8 contrafuertes
radiales en forma de viga dan firmeza a la torre.
Debajo de la linterna está la cámara de servicio, lugar donde el farero
de guardia pasaba las horas pendiente de que todo funcionase
correctamente. En el caso del faro de Cádiz la cámara está forrada de
madera lo que le da un cierto aire de camarote de barco y una sensación
de calidez. Su diámetro es de 3,40 (recordemos que el de la torre es de 2
metros) ello hace que cuando te asomas al balcón bajo tus pies sientas
un vacío de 40 metros.
El sistema de arco eléctrico se mantuvo hasta 1.942, año en que se
sustituyó por lámparas de incandescencia trifásicas. En 1.995 se
moderniza de nuevo el sistema eléctrico y se instalan bombillas
halógenas monofásicas. Hoy en día su alcance es de 25 millas náuticas,
unos 45 kilómetros.
Cuando se inauguró en 1.913 el nombre oficial era Faro del Castillo de
San Sebastián, pero un año más tarde, en 1.914, se le cambia a Faro de
Cádiz. La razón era que ya existía otro faro con el nombre de San
Sebastián en la provincia de Tarragona y el faro del Monte Igueldo, dada
su proximidad al puerto de la capital, recibía el mismo nombre. Todo
ello podía crear confusión y nuestro faro adquirió el nombre de su
ciudad.
Han pasado más de 36.500 noches desde aquel 30 de septiembre de 1.913
hasta hoy. 36.500 noches de trabajo y de servicio. Del faro y de sus
fareros.
El Faro de Cádiz es el único faro de estructura metálica en servicio
en España.
Los datos técnicos de esta publicación han sido obtenidos en el Diario Digital Sevilla Press, Chipiona, de un escrito de Francisco García, Presidente de la Asociación de Amigos de los Faros de Andalucía.
¡Felices cien años al Faro de Cádiz!
3 comentarios:
Pues me uno al homenaje y a ti gracias por la clase de historia, me ha encantado. Saltos y brincos
Felicidades al Faro, pero a los gaditanos les digo que sólo ellos con su gracia, que se huele en alta mar,son capaces de estar tanto tiempo sin faro.
¡Cosas de me Cai!
Ay, amiga, me gustan con locura los faros y me apasionan las mareas.
Un chinchín por ese siglo, pequeña luz.
Beso y cafelito.
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