He querido viajar
hasta donde te supongo,
hasta la recóndita
tierra donde te malgastas.
Allí donde pueda
mirarte para entender
tu distancia.
He querido viajar
hasta donde te pienso,
quizá así, sin
palabras,
logre encontrar el
motivo que nos impide avanzar
sin muros.
He querido dejarme
a mí misma y entrar en ti,
hacerme un hueco
donde habité otro tiempo,
llegar hasta tu
aura que se resiste, frontera cerrada
y defensiva.
He querido indagar
en tus pensamientos,
pasear por tu alma,
y por tu cuerpo que se me niega,
más no veo camino
en la espesa bruma que te acorrala
y me confunde.
He querido ser
parte de ti sin dejar de ser,
sin renunciar, sin
matarme a propósito,
tratando de
entender qué fue de aquella mirada
primera
devorada por el
tiempo.
He querido
encontrar rendijas por donde hallarte,
seguir el camino de
tus labios yermos,
de tu mano que un día fue caricia oportuna
y consuelo.
He querido viajar
saltando el abismo de la renuncia,
el frío abismo de
la tristeza y la decepción,
el poderoso abismo
del desprecio.
He querido viajar
antes del olvido.
Espectacular viaje lleno de deseo, tristeza e impotencia que me dejará sin viajar, imposible superarlo.
ResponderEliminarEl olvido es inmisericorde, cuando llega es imposible resucitarlo, cuando queremos olvidar nos cuesta mucho, cuando queremos mantenerlo se esfuma como el humo. Abrazos
ResponderEliminarUn viaje muy apetecible.
ResponderEliminarEs tan bello lo que has escrito que no tengo palabras que decirte, solo que me ha maravillado tu poema.
ResponderEliminarUn beso.
Hay veces que el desprecio y la decepción , están mas que justificados. La persona que no sabe interpretar todo el amor que esconde tu bello poema, los tiene bien merecidos.
ResponderEliminarUn beso.
Cuando en ese viaje, el desprecio se convierte en una práctica habitual, de una manera u otra, es evidente que solo queda el recurso del olvido, aunque sea duro y lamentable. Y provoque llanto.
ResponderEliminarNo hay alma más cerrada que la que se niega a abrirse. Palabras muy sentidas las tuyas. Un abrazo
ResponderEliminarSorteando el abismo de la renuncia, de la tristeza y de la decepción, parece que solo quedaría el del desprecio, tan cruel y dramático, que parece impulsar al del olvido, aunque es muy difícil llegar a alcanzarlo, cuando hay en medio sentimientos muy poderosos, como el del cariño.
ResponderEliminarNo se puede escribir mejor ni con más arte.
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