Un
bosque de árboles desnudos como esperpénticos cuerpos cadavéricos, estaba
siendo devorado por una tenue neblina, un celaje vaporoso que descendía sobre
el terreno desdibujando las formas. Desde una ventana de la mansión que
albergaba el orfelinato Celia contemplaba aquel paisaje envuelto en tinieblas,
no conocía otro mundo. Desde que fue trasladada a este lugar tras su
desafortunado nacimiento, la joven no había traspasado la frontera más allá de
lo que alcanza la mirada. Celia languidecía de tristeza entre aquellos muros
húmedos, sin el calor de una familia, sin la oportunidad de salir de su
monótona rutina. Celia sentía una curiosidad infinita por conocer otras
realidades que no fueran la suya, tan solitaria y falta de comunicación con el
exterior que imaginaba lleno de
aventuras. Cuando la muchacha descubrió lo que esconden los libros, encontró la forma de salir de su limitado
universo y cruzar a otra dimensión que se le hacía más real a medida que iba
sumergiéndose en el mundo de las palabras. Celia entraba de puntillas en las
páginas entintadas y paseaba silenciosa entre líneas, trataba de hacerse un
hueco entre los personajes que las poblaban sin alterar sus vidas. En cuanto
atardecía, terminadas las faenas impuestas, la voraz lectora lograba salirse
del mundo gris para cruzar un arcoíris de sensaciones. Era la magia de los
libros y el abrazo de las letras que en ellos se disponían de diferentes
formas, conjugándose de maneras distintas creando con cada una de ellas nuevas historias. Celia disfrutaba siendo la
observadora cercana de acontecimientos ocurridos a través del tiempo, entraba
en fiestas organizadas en grandes palacios, lloraba junto a una madre que
despedía a un hijo, acompañaba a los exploradores por tierras extrañas,
navegaba en hermosos veleros por mares lejanos, y cada noche al cerrar las
tapas de un libro cerraba los ojos agradecida por todas las posibilidades que
éstos le brindaban.
Los libros nos permiten vivir mil vidas, nos conceden la libertad de volar sin movernos de nuestro confinamiento. Un abrazo
ResponderEliminarLeonor sabe llevarnos a una situación donde la lectura se convierte en algo que ayuda a vivir.
ResponderEliminarPero eso mismo ocurre siempre, cuando se leen cosas tan bien escritas como ella lo hace.
Escapar en los libros. Muy bonito, Leonor.
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