Nos propone nuestra amiga juevera Maribel Lirio que confesemos qué tipo de chocolate somos.
Yo me siento chocolate puro, sin mezclas, amargo y duro. Un chocolate al que hay que acostumbrarse porque no gusta al principio pero a medida que lo vas saboreando encuentras que ese punto extraño, ese largo regusto que deja en el paladar es una delicia. Para apreciar este amargor es necesario haber tenido antes la experiencia de otros sabores, el del chocolate con leche que camufla la verdadera esencia, el blanco que resulta mantecoso, para bocas infantiles que disfrutan del dulce por encima de otras sensaciones, los que se ofrecen con almendras, avellanas y otros frutos que lo que hacen en realidad es aumentar los sabores pero restar poder al protagonista. Yo quiero ser un chocolate fuerte, que al derretirme en la boca no haya engaños, que sea mi esencia pura la que se quiera apreciar.
Bueno pues ya he descubierto que somos muchos los del chocolate puro.Soy puro y sin azucares añadidos.
ResponderEliminarBesos
André
Muy bien. ! Y al que no le guste que tome chocolatinas u otras variedades que solo son "un quiero y no puedo" del verdadero cacao!
ResponderEliminarUn beso.
Excelente descripción... Sin empalagosos aditivos que distraigan los sentidos... Quedo de lujo tu entrada.
ResponderEliminarBesos
El chocolate puro en una taza de café es delicioso, y si tu eres ese chocolate pues es como si te sumergieras en una bañera de café. Un abrazo
ResponderEliminarBuena definición de la que sientes es tu esencia. En mi caso, el agregado de crujientes quizás se correspondería con mi personalidad geminiana jeje
ResponderEliminarUn abrazo
Bien dicho, pero yo lo prefiero con licor.
ResponderEliminarHay q tener mucho VALOR* para comerse a uno mismo, más si eres chocolate del 72% de CACAO.
ResponderEliminarA nadie le amarga un dulce aunque nos amargue el paladar el cacao.
ser tal como uno es, esa es tu esencia. Sin rodeos!
ResponderEliminarMuy buena elección. Un chocolate sin disfraces.
ResponderEliminarUn saludo.
Ya soy yo bastante chocolatera, me faltabas tú con esta descripción... Madre mía, qué ganas!
ResponderEliminarUno de mis chocolates preferidos, amargo, duro, autentico....como aquel que afrecian los aztecas, como ese con el que se cocina el mole. Magnifica aportación, besos.
ResponderEliminarBien, al revés que a mí; aunque he de reconocer que ese chocolate negro tiene su punto.
ResponderEliminarUn abrazo
Exacto . Coincides conmigo. El sabor del chocolate se vuelve más fuerte con la edad.
ResponderEliminarNada mejor que un buen chocolate negro.
Un abrazo.
Maribel
El escrito es muy bonito y también literario pero no a mi no me convence. Tu Leonor eres en sí misma un bombón. un bombón dulce y si quieres con un poco de licor en el interior. Yo te veo así. no puedo evitarlo. Besos!!!
ResponderEliminarUna interesante definición
ResponderEliminarUn chocolate puro... de verdad... nada mejor.
ResponderEliminarUn beso.
De acuerdo totalmente contigo, un chocolate de esencia puro
ResponderEliminarUn beso
Yo también soy de chocolate puro, sin azúcares que disfracen su sabor. Por cierto, que de tiempo hace que no me tomo un buen chocolate a la taza...:)
ResponderEliminarUn beso, guapa
Lola