lunes, 22 de septiembre de 2014

PALABRA 39 DE 52: CONTANDO LAS SEMANAS





Inspirados en la palabra FLOR


Con pétalos laxos y corola marchita
así dormitaba la flor de otoño
cuando un rayo de sol en la alborada
despertó su alma adormecida
y de su seno brotó la esencia primera
se desplegaron sus hojas 
se abrieron sus entrañas 
y de su alma árida
brotaron dulces néctares
recobró el color y la tersura
renovó con fuerzas 
y se abrió a la vida.








16 comentarios:

  1. Solo el amor, la ilusión y la poesía, hacen posible que una flor renazca en otoño.
    Por ello son posibles los milagros.
    Un abrazo.

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  2. Como nosotros...¡cuán necesario es ese rayo de sol...!

    besos Leonor

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  3. Cuando en el jardín,en las primeras horas de la mañana"la flor de otoño",sedada,aletargada,recibe en su boca el beso de un "rayo de sol"....,despierta.produciéndose en su alma la explosión de la vida.....

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  5. Precioso verso,querida amiga . No tengo palabras para glosarlo como merece.
    Un beso muy dulce.

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  6. Una preciosura Leonor! Una flor que renace a la vida! Me encantó!
    Un beso enorme.

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  7. ¡nació tu flor con lindas palabras como pétalos!!

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  8. La naturaleza tiene sus ciclos y tanto en primavera como en otoño renacen las promesas de nuevos frutos.
    =)

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  9. Yo tengo tres soles y por ellos, aunque el sol no brille, florezco cada mañana.

    Beso, Leonor.

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  10. Muy bonito como explicas el renacimiento de una flor.
    Un abrazo

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  11. Solo cuando la luz y la calidez del sol toca esa fina capa es cuando se renace a la vida.
    Besos

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  12. Todo un renacer. Tu poema, muy bello por cierto, se borda con hilos de esperanza.
    Besos!
    Gaby*

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  13. Tu poema es un canto a la vida y a ese sol que nos la posibilita.

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  14. Se puede decir de las flores, de la vida, de nosotros mismos.... Todos necesitamos ese brillo que nos haga levantarnos con ánimos y con ganas de vivir un día
    Un beso

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  15. El amor, magico, es un genio. El unico que puede revivir una flor! Me encanto tu poema.
    Besos

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  16. Leonor, tu precioso poema me ha traido a la memoria los versos de Becquer con respecto al arpa dormida:
    ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas

    como el pájaro duerme en las ramas,

    esperando la mano de nieve

    que sepa arrancarlas!”.

    A veces basta un rayo de sol, una palabra, un pequeño estímulo, un gesto amante para que la belleza dormida renazca en todo su esplendor.
    Un fuerte abrazo.

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