Andaba agazapada a las paredes buscando la protección en las sombras, estaba aterrada por lo que veían sus ojos. La ciudad, alumbrada solo por unas amarillentas bombillas que colgaban en algunas esquinas, presentaba un aspecto infernal, de los edificios dañados caían pedazos, las calles llenas de tierra y montones de escombros por todas partes hacían muy difícil caminar, todo presentaba un color terroso. Caminada agachada, casi a rastras, agarrándose con las manos a los cascotes, arrastrando las piernas, las rodillas le sangraban y le dolían las uñas destrozadas de asir piedras para impulsar su cuerpo extenuado. El avance era demasiado lento, desesperante, estaba aterrorizada, no tenía ni idea de que lugar era ese, nada le resultaba conocido y no sabía a donde dirigirse, todos los alrededores tenían el mismo aspecto. De pronto se percata de que está desnuda y su angustia aumenta, aunque es consciente de que desde que ha comenzado esta situación no ha visto a nadie, la ciudad está desierta, ni seres humanos ni animales, ella sola y ese escenario espantoso. Se acerca a un rincón y se sienta con las piernas encogidas, rodeadas por sus brazos y la cabeza apoyada en sus doloridas rodillas. Deja caer su cuerpo sobre el suelo, cierra los ojos y llora con desconsuelo. Esta ciudad es uno de sus sueños recurrentes.
Entra desesperación con sólo leerlo.
ResponderEliminar¡Madre mía que agobio...! Con la forma que has empleado para construir tu relato, has conseguido agobiarme, casi tanto, como tu protagonista.
ResponderEliminarEstupendo trabajo.
Un abrazo.
Lupe
Gracias por pasarte por la redacción y sumarte a la propuesta.
ResponderEliminarsaludos cariñosos
¡flor de sueño recurrente Leonor! La protagonista va a tener que tomarse un sedante para seguir durmiendo!!!
ResponderEliminarParece que nos estas contando la fin el mundo o el final de una gran guerra.
ResponderEliminarPues chica que sueños mas, malos tienes. Que horror. Tómate una tila bien cargada, porqué eso no es descansar.
Un fuerte aabrazo
Un magnífico y detallado relato de ese sueño tenebroso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Menuda pesadilla. Tu descripción es tan real que agobia según vas leyendo, muy bueno. Besote
ResponderEliminarQué horribles son esas pesadillas recurrentes, no dejan descansar, pero seguramente deben tener algún significado.
ResponderEliminarTu relato es angustiante.
Un beso.
Esperemos que el sueño no tenga carácter premonitorio, de todos modos creo que esa mujer tiene vivos temores.
ResponderEliminarLa historia, tan bien contada como de costumbre, amiga.
Besos.
Angustioso sueño, desde luego has sabido traspasarnos ese agobio de la protagonista. Muy bueno Leonor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espero que nunca llegue a pasar algo así; pero si se sueña,sólo con eso se pasa una verdadera angustis.
ResponderEliminarBuen relato
Un abrazo
ay, Leonor, me ha aquietado la sangre tanta soledad. perfectas letras.
ResponderEliminarbravo!
Duro, atroz, indefenso, vamos de película de miedo. Esa tarde me lo pienso dos veces y voy a ver una de Cantinflas.
ResponderEliminarBesos
Qué angustia!!! esos sueños son horribles... yo también me imaginaba el fin del mundo o algo así.
ResponderEliminarBueno... que esta noche sueñes cosas bonitas!
Un beso!!
Nos trasmites exactamente la sensación de esos sueños recurrentes que a todos los atormentan.
ResponderEliminarAh!!! la mente humana!!!
Original viaje al más adentro.
un fuerte abrazo y buena semana!!
Tu relato cobra el realismo de las coincidencias. Por aquí aún estamos viviendo una tragedia urbana de derrumbes y almas perdidas bajo los escombros.
ResponderEliminarDolorosa evocación!
un abrazo