sábado, 10 de septiembre de 2011

DÍAS PERDIDOS


Manzanilla silvestre

  Desde hace un par de días estoy abatida, no encuentro sentido a nada.
No he tenido ganas de acercarme por estas páginas porque mi mente estaba seca, sin nada que decir, ausente. Son días perdidos de la vida. Intento sacar fuerzas de flaqueza y mirar la vida con optimismo, pero cuesta. De verdad que cuesta.
  Va acabando el sábado y he cumplido con mis obligaciones, apesar de mi melancolía. Voy a tomar mi infusión. Esta noche he elegido una de vitaminas a ver si me saca de esta apatía. A medida que escribo me voy sintiendo mejor.
  De pronto cruza mi cabeza, como una estrella fugaz cruza el universo, una imagen que tenía olvidada. 
  La he buscado. Sabía ciertamente que estaba ahí, esperándome, porque esa imagen me trae un recuerdo agradable y mi subconsciente la ha rescatado para ayudarme.
  Un ramito de manzanillas silvestres de la flora de mis playas. Un instante vivido que me rescata del agujero negro y me eleva hasta las nubes.
  Es maravilloso que una sencilla florecilla nacida en la arena, sin ayuda de jardinero, sóla entre los narcisos, barrones, quitasueños, ella con su corazón dorado y sus albos pétalos haya sido elegida. Ella es el milagro que he necesitado todo el día. Ella no es una gran rosa inglesa de concurso, cultivada con esmero por expertas manos. Ella estaba allí, un regalo de la naturaleza que en ese momento sirvió para hacerme sentir la vida, y que hoy, al volver a mí, me ha hecho reaccionar, despertar de una pesadilla.
   Ella y las palabras. Siempre alivian mis pesares las palabras que salen de las marañas de mi cerebro y que reflejo en estos textos.
   Ahora encuentro el sentido a este día. Ya no lo considero perdido porque algo me ha hecho valorarlo. Mañana será otro día y quizá amanezca soleado y desde que abra los ojos sepa que va a ser intenso, pero si no es así, espero otro recuerdo que saque mi alma de la bruma.
 

1 comentario:

Leonor dijo...

No es que haya lucido un sol cegador pero no se me encogía el corazón. He almorzado con mis padres, mis hijos y mis nietos. Cuatro generaciones compartiendo la mesa. Me gusta reunirlos aunque me pase la mañana cocinando. Voy a activar la opción de Seguidores.